martes, 26 de julio de 2011

El hada que quería ser rosa.

Hace mucho tiempo en un jardín lleno de rosas rojas y frondosas, vivían pequeñas hadas que danzaban alrededor de ellas todo el tiempo. Dolikan, un hada chiquita, con alas rosadas y una cara muy redondita, amaba las flores. La olía apreciaba, acariciaba, sentía. Para Dolikan era una satisfacción convivir con las rosas.

Por la noche mientras su madre Luna menguaba, Dolikan le pidió que la convirtiera en una rosa.

-          Hija mía.- dijo la Luna.- Para qué quieres ser una rosa.

-          Ellas son bellas.- replicó la pequeña hada.- Sus colores son tan fuertes y brillantes y su textura, no tiene comparación alguna.

-          Mi pequeña Doli.- Prosiguió la Luna, con un rostro de ternura como solo una madre puede tener y una voz tan tersa como arrullando.- Mírate, tú también eres bella y no podrás compararte con una rosa pues su belleza no es eterna, mientras tú, tú serás hermosa para siempre.

Hubo un momento de silencio, Dolikan miraba hacia el piso, pero al fin con un nudo en la garganta pudo soltar palabra.

-          Madre, concédeme este favor que es lo único que te pido. Quiero sentirme especial, como ellas.

La luna la vio de nuevo y le regalo una sonrisa. Le pidió que se fuese y mañana tomaría su decisión. Por alguna razón Dolikan se sintió satisfecha y feliz.

Al día siguiente Dolikan era una hermosa flor roja. Frondosa con sus grandes pétalos bañada por la brisa del amanecer. Sus hermanas hadas se acercaban a dejar su esencia en las aquellas flores del jardín donde era su hogar y danzaban todos los días con su gracia de criaturas mágicas. Doli al verlas, pronto quiso darse a conocer su hermosura como rosa.

-          Hermanas, hermanas-. Dijo una y otra vez. – miren mi belleza.

-          Pero ¿quién eres?-. Mencionó una al no reconocerla como flor.

-          Que tonta eres Mimí-. Reía mientras contestaba. – soy yo, Doli, Dolikan.

-          Pero Doli que te has hecho, porque eres ahora una rosa.

-          Porque envidiaba su hermosura.

La otra hada no entendía bien lo que su compañera, quien ahora era una delicada flor. Las demás hadas tampoco, entonces todas rieron, creían había sido un deseo muy tonto. Bailaban a su alrededor la rociando su perfume, pero siempre con algún comentario que incomodaba a Dolikan. “que tonta eres Doli” decían unas “Belleza de pocas semanas” susurraban otras, y tenían razón, pues vendrían los humanos y se la llevarían lejos de ahí, tal vez llegaría un ladrón y se la daría a su amada. O lo más probable es que la vendieran entre otras más sin notar su belleza. Y fue así como sucedió. Dolikan fue llevada con otras rosas más a una florería y a pesar de los sentimientos encontrados que tuvieron sus hermanas, no podían hacer nada para que no se la llevasen. Sin embargo el hada que ya era rosa aún se sentía bella y pensaba sobresalir entre las demás flores, era  en parte verdad, su madre luna la había dotado con unos enormes pétalos bastante rojos y bien definidos. Como ninguna otra rosa haya existido. Pero de nada le serviría tantos dones pues fue vendida pronto llegó al pueblo. Al ser entregada olvidaron de ella y al transcurso de los días se olvidaron completamente de ella. Dolikan, tarde había arrepentida, empezó a llorar y sus lágrimas caían por su tallo formándose pequeñas bolas puntiagudas alrededor del tallo. Y desde ese entonces las rosas tuvieron espinas, para que su hermosura no fuera arrancada tan fácilmente y perdurará más tiempo frondosas, rojas y bellas.


Esta historia la escribí hace mucho y como las anteriores espero esta les guste de no ser asi pues diganlo duh! n_n

No hay comentarios:

Publicar un comentario