miércoles, 30 de abril de 2014

La desaparición

Habían contratado al mejor detective de la cuidad, temían que el suceso ocurrido en el Hotel Principal pudiera bajar la cantidad de clientes. Tenía gran fama en la ciudad, pues apenas había cumplido un año como detective y había resuelto más de 100 casos de los cuales muchos habían desertado por su dificultad. Hotel Principal tenían poco en función, pero por su ubicación tuvo un crecimiento impresionante.
La desaparición de un huésped sin dejar rastro, se convirtió en la noticia de la semana, varios periódicos amarillistas publicaban que la habían asesinado por haber encontrado el más terrible secreto del hotel. Surgieron tantas historias alrededor del acontecimiento, el dueño no podía más y fue cuando tomó la decisión de llamar un experto en el tema. Fue cuando llamó al detective.
El detective era un joven de unos 28 años, alto, de cabellos negros y lacios con una tez morena y grandes ojos color café. Además de ser un as en su trabajo, era también un galán a pesar del atuendo casual que llevaba puesto. Odiaba las formalidades.
A la llegada del detective interrogó con las personas del hotel que tuvieron más interacción con la desaparecida, para así saber por dónde empezar. El dueño fue quien la había recibido un martes por la tarde, le pareció extraño desde su llegada. Veía al hotel con tanta añoranza, tocaba con tanta delicadeza las paredes, los adornos, el agua y en especial a todas las plantas del lugar. Su vestimenta a pesar de ser de lo más común, había algo en ella que no encajaba con el ambiente. Quizá el dueño exageraba en su descripción, por el simple hecho de que dicha mujer había desaparecido sin dejar rastro alguno. También mencionó que sus ojos guardaban algún secreto.
La información, por más descriptiva que pareciera era vana. El detective necesitaba saber más sobre la mujer, de dónde venía por qué se hospedaba ahí y cuándo fue la última vez que fue vista. El dueño por su parte hablaba cosas irrelevantes, como el color de su cabello, las ropas que llevaba, su look, entre otras cosas, inclusive aun y cuando parecía ayudarle en su investigación el saber que de niña ya había estado ahí, pero al igual que lo anterior, sólo era información vana.
Las pistas otorgadas mermaban más el trabajo del detective y pareciera que nadie nunca vio algo sospechoso en la mujer, como todos los turistas, le dijo un empleado, estaba maravillada con la ciudad y su acento ni siquiera lo distinguía porque llevaban poco tiempo trabajando ahí, sin embargo el detective no podía dejar el caso, sabía que debía de haber una explicación para aquello.
Iba casi todos los días al hotel a ver si alguien recordaba algún detalle que pudiera atar cabos y resolver el misterio, pero conforme pasaban los días la gente dejó de tomarle importancia aun y cuando le habían ofrecido una suite al detective para siguiera su caso, aun y cuando el Hotel Principal dejó de ser noticia relevante y pasó a la sección de lugares donde hospedarse
El detective, luego de buscar por todos los rincones del cuarto e la desaparecida, se sentó en la cama rendido al no poder encontrar ninguna pista de la misma, era la primera vez que fallaba en un asunto por el estilo. Las pisadas de los huéspedes se escuchaban de fondo. Unas pequeñas pisadas se acercaban al cuarto. El detective abrió y se encontró con una niña, era pequeña como de unos siete años, sus ojos eran dos canicas caleidoscópicas las cuales era difícil definir el color de ellos. Se paró frente de él y con las dos manos le entregó una carta cerrada. El detective, sólo estiró las manos, sin entender bien lo que sucedía. La niña con una voz tenue dijo:
- Una señora muy bella me la dio, dijo que usted entendería.
Abrió la carta y con una letra muy legible, comenzó a leer:

“Sé qué usted estará buscándome, lo sé, sé que me llenará de intriga saber su oficio y me acercaré a usted con o sin este medio, siempre he tenido un gusto irresistible hacia los detectives, pero sé que es algo que no le importa, sólo quiere saber el  por qué ha recibido esta carta, verá soy la mujer que desapareció, pero realmente no lo he hecho, si mira al frente me podrá ver, sí soy esa niña que usted ve.
He viajado en el tiempo porque quise volver a ver lo hermoso que era mi ciudad antes de… todo. En mi época esto es posible, pero eso de jugar a ser dioses, nos ha costado. Podemos permanecer en un tiempo distante al nuestro, pero luego de permanecer en una dimisión que no nos pertenece los langoliers, llegan por nosotros y nos devuelven a nuestro momento, esto con el fin de no modificar la línea temporal.
Ahora espero que no se sienta mal por pensar que no podía resolver una desaparición como la mía. Conozco su historial y sé lo mucho que significa no saber cómo responderle a los dueños de este hotel pero sé que sabrá cómo resolver este problema.  Mucho éxito Sr. Detective.”

El detective quedó anonadado con lo que había leído. La niña por su parte le sonrió y le dijo:
- Sé que sabrá cómo resolver este problema.
Una voz llamó a la niña, y esta antes de irse, mencionó.
- Mucho éxito Sr. Detective.

martes, 8 de abril de 2014

Náufrago

Ya tenía varios días perdido entre lagunas, eran tan grandes y profundas que se convirtieron en mar. Y ahí permaneció náufrago. Él siempre le decía a ella que se ahogaba en un vaso de agua, pero él era quien no tenía escapatoria, estaba entre la nada, sin nadie y un olaje lo llevaba cada vez más profundo.

Quería salir, en verdad quería salir pero no hallaba más que agua, sí eso buscaba, vida y se dejaba engañar por esos tragos salados de su alrededor. Era un círculo vicioso. Y cómo no se iba a sentir bien, si de trago en trago pensaba que podía acabar con todo.

 A veces lo elevaban las olas y parecía ver de pronto tierra firme, sentía poner los pies en la tierra, pero otras, cuando el viento traicionero soplaba, se alejaba y la soledad de nuevo lo cobijaba.

Entonces, entre la nada, entre sus lúcidos recuerdos, entre querer salir y hundirse más, escuchó una voz. No, no era quien pensaba, ella sólo se hubiera molestado por encontrarlo ahí tan devastado y mojado, ya no lo iba a querer. Ya no lo quería, estaba seguro de ello, porque no había ido en su auxilio, pero ahora encontraba otra voz, una que lo llamaba, ven repetían una y otra vez. Ven. Siguió el aroma de sus cabellos, eran blancos y azules, los inhalaba. Ven, escuchó de nuevo. Era el canto de una sirena.  La fue siguiendo porque a pesar de todo, no parecía ser tan mala como decían. La alcanzó y la miró detenidamente de arriba hacia abajo. Era bella y suave, sus ojos tenían un rojo carmesí que lo exaltaban, se sentía vivo, mientras se dejaba enrollar por la cola de su acompañante. Y descendían, descendían.

*          *          *


Luego de días, ella lo buscó con desesperación, habría sido tal vez una pelea inútil y quizás él aquella vez tenía razón. No lo quería perder, rogaba porque no se hubiera perdido, pero el destino y su buena cara la recompensaron. Unos paramédicos tocaron su puerta. De nuevo el náufrago regresaba, para permanecer por siempre en la cálida tierra.