miércoles, 12 de septiembre de 2012

Bosque

Empezó adentrarse en aquellos arboles de espíritu renaciente. Sus pies cada vez con más lodo se llenaban. No tenía miedo a perderse, ya estaba perdida. La luz de las estrellas le aluzaban un poco el camino. De vez en cuando las miraba profundamente en el cielo, como si buscase una señal para poder regresar a su hogar, pero seguía, se adentraba más como si no quisiese volver ya. Dio vueltas mientras sentía miedo y giraba cantando una dulce melodía, quería tirarse al suelo y así quizá alguien podría tener piedad de ella y recogerla; pero estaba sola, entre la luz de las estrellas y la sombra de los árboles. Después de tantas vueltas cayó inconscientemente; unas lágrimas le acompañaron. Sus manos tocaron aquel suelo húmedo y tomó un puño de él, embarrándolo en su rostro desmoronado. Pretendía que la tierra hiciese amalgama con sus lágrimas y pudieran cambiarle lo que sentía; era en vano. Aún la luz mental de su casa parecía inútil. Empezó a escuchar unas voces o al menos eso deseaba. Dedicó cada una de sus lágrimas al cielo inalcanzable, a los sueños que ya no podrían ser cumplidos, a las promesas que muchas veces rompió, a las virtudes que dejó dormir, a sus pies de niña cansados y más que nada dedicó su llanto a su alma, ese ente aventurero que ante el mundo se dejó morir.

Si alguien quiere dar propuestas para cambiar el final, está en todo su derecho :D