sábado, 28 de julio de 2012

Circunvalación 2

Este fue un trabajo de la escuela. Ya tiene tiempo que lo hice pero quisiera compartirlo. 

Entre tanta gente que sube a ti,
llenas de solicitudes, que trabajo van a pedir
y tú les mueves el corazón
más rápido que cualquier ave velos.

Entre las calles rozando baches vas
y no te importan si caen hacia atrás.
Tú destino todos los días está marcado,
mientras nuestras vidas en ti siempre llevamos cuidando.

Circunvalación 2 es claro que pudieras volar
volar hasta llevarnos al cielo, pero el sentido se perdería
que fueras tu transporte color naranja
que nos alimentas mientras tu humos traseros
nos van matando.

Entre tanta gente que sube a ti,
llenas de solicitudes, que trabajo van a pedir
y tú les mueves el corazón
más rápido que cualquier ave velos. 

domingo, 1 de julio de 2012

Había una vez un circo.



Esta es mi primera reseña publicada, el propósito de ella es compartir al público una experiencia especial que tuve recientemente. El título les puede dar una aproximación a ello ya que evidentemente estuvo relacionado con el circo.
El circo para mi era un espectáculo donde los insectos de una mala instalación se trepaban sobre tus pies mientras dos payasos con chistes sumamente simples trataban de lograr su trabajo. Tal vez sea un poco dura para juzgar el oficio de aquellos personajes, pero preferiría un mejor espectáculo aunque su precio se elevase. Y fue entonces cuando después de casi cinco años volví a pisar el escenario cirquero, pero era la primera vez que entraba a uno donde la alegoría, el esfuerzo y el suspenso se presentaban.
Este admirable establecimiento de diversión sana, se había instalado hacía pocos días en el lugar donde ya es de costumbre en mi ciudad, aunque ha decir verdad hay tres partes donde se instalan, cerca de alguna tienda de autoservicio.
El día que acudí he de decir que no me llenaba la idea de ir al circo, pero quise darle la oportunidad a nuevas experiencias aunque fuesen poco alentadoras. Además qué podía perder si yo iba de invitada. Mis padres, se prepararon con suficiente botanas para apreciar la función, creo que el alimento mientras se presenta un show y síntoma de aburrimiento, es por ello que mientras empieza una película, tendemos a acabarnos las palomitas antes de que comience. Así mis padres, mi sobrina y yo llegamos al circo. Por fuera pareciese como cualquier otro; personas en la taquilla contando una y otra vez cuantos iban a entrar verificando los precios para ver cuantos pudiesen entrar sin pagar. Niños corriendo de un lado a otro asombrándose por la especie de corral donde tienen algunos animales que se presentarán en el show. Luces por todos lados haciendo más llamativos los letreros publicitarios. Ahí entre todo aquello vive el espíritu del circo y no importa su calidad como tal, siempre llevará dichos elementos que uno mismo como espectador los crea. Es tal vez un mismo ritual que celebramos automáticamente cuando este tipo de eventos llegan a nuestra ciudad. El circo, un buen circo, tiene como finalidad unir a las familias y por medio de las risas bajar los niveles de estrés entre las personas mayormente adultas.
Al empezar la función, el maestro de ceremonias mencionó  las salidas de emergencia en caso de que algo malo sucediera, luego los artistas dieron la bienvenida a nosotros, los espectadores. Era un baile moderno con la partición de todos aquellos participarían aquella noche.
El primer acto constó de una niña de unos diez años más o menos. Se paró sobre una mesa que se encontraba en el centro, luego doblo su espalda hacia atrás tocando la punta de sus pies con sus manos. Una niña con esa elasticidad me parecía sorprendente y es que será porque yo ni siquiera puedo hacerlo ni doblando las rodillas. Y si su increíble flexibilidad fuera poco podía sostener en  unos de sus pies girando un aro. Era suficientemente espectacular para mí y aunque falló una vez el público no se sentía defraudando sino que seguía aplaudiendo en forma de ánimos y el agrado a su número. Después de ello, cada vez que se presentaba un acto diferente había un pequeño intermedio entre cada uno. Allí se presentaban los payasos interactuando con el público lo que hacía estos lapsos impredecibles. Además se trababa de juego donde cualquiera pudiese participar, en verdad agradezco que no haber sido elegida. El circo siguió con sus funciones, tocaba el momento de dos hombres arqueros, quienes de momento me pusieron nerviosa ya que temí a que alguna de sus flechas llegase a darle a cualquier espectador. No obstante si esto llegara a pasar creo que no se arriesgarían tanto a presentar tal acto. Así continuó fantásticamente el show, malabares, payasos, chistes simples y sin morbo o con contenido sexual. Mostraron que podía darse un buen circo sin llegar a la vulgaridad. Por último se apagaron las luces y armaron un escenario aéreo. Se presentarían los trapecistas. Estos llevaban ropa que con la única luz ultravioleta encendida se veían sorprendentes sobre el público, además también había decoración estelar resaltante. Así con aquel espectáculo sobre nosotros terminó la función.
A decir verdad cada uno de los actos que se presentaron, además del de los animales que no mencioné, me parecieron realmente sorprendentes, me di cuenta que los artistas estaban preparados tanto con su talento, como para mantener al público atento al show.
Así pues he de remarcar que volvería ir a circos de esta magnitud, ya que es algo que no siempre podemos tener, además nos saca de la rutina.  Por ello quiero recomendarles que si en su ciudad hay un circo no desperdicien la oportunidad de visitarlo, quizá puedan asombrarse tanto como yo lo hice.