Te detuve porque pensé que debía hacerlo pero no me di cuenta que te marcharías para siempre. Y es que sólo quería abrazarte por última vez, tu pelo enredado, enmarañado, seco, opaco con un impacto tan abstracto al mundo, me incitaba siempre acariciarlo. Siempre tú tan rebelde, diferente de los demás, tan indiferente conmigo. Eso no te hacia fea, simplemente te hacia mi amor. Y no entiendo ¿Por qué ha sido tu enojo ahora? Si sólo pase un rato con mis amigos ¿Por qué me has traído a este parque? ¿Dónde estamos? ¿Cómo es que llegamos? Decides discutir pero miro tus ojos mal pintados, tu boca llena de furia, todo tu cuerpo y digo todo porque hasta los insignificantes vellos de tus brazos me escupen maldiciéndome con los adjetivos más fuertes que encontraron en tanto rencor guardado dentro de ti, ahora callas, callas porque te has dado cuenta que no tiene sentido esta discusión, pero sigues enrollada en tu orgullo y pretendes ganarme, pretendes seducirme con tus paranoias, pero quizá tengas razón, siempre he tratado de ganarte, tal vez si te sigo el juego me empezaras a querer, tal vez. Mi amor eres un genio, (te doy la razón) todo lo que dices es verdad, pero no, no te alejes porque me harás falta ¿te he dicho que te amo? Me gustas, te quiero, te amo. No, no corras, a caso no era lo que tus lindos oídos deseaban escuchar, pero no te dejaré escapar esta vez, porque más dulzura hay para ti… corazón.
Al menos si te vas dejarme abrazarte, de despedida. Pero ¿Qué he hecho? Acercarte a mí ¿Dónde estábamos? Y ¿Esa bala? Sólo quería abrazarte y la muerte te llevo en sus manos. Te ibas alejando pero sabías que esa bala me daría a mí, entonces ¿Si me querías? ¡Me has salvado la vida!
Ahora estabas tan callada, tan fría, una de tus novedades, o más bien una de mis frases sarcásticas. Tu cuerpo estaba rodeado de policías, mis manos llenas de sangre y un asesino fuera de la escena. Yo te llevaré flores, porque al final demostraste que me amabas.