jueves, 25 de agosto de 2011

El encuentro.

-Tengamos sexo.- dijo ella.
Él no sabía que hacer a penas si la conocia o más bien se la había topado en un baño de un restaurant, donde al parecer, tanto ella como él iban solos.
Estaba tembloroso, era una mujer bella ccon tacones negros de aguja y un vestido pegado al cuerpo, su cabello era claro y rizado, llegaba hasta donde empezaban sus costillas. Tenía un olor inigualable así como el de las fresas en una mañana fresca cubiertas de exquisito chocolate blanco. También me hacia recordar las flores y el atardecer. Era tan bello su aroma jamás aquel hombre había sentido o experimentado con tan afrodiciacos olores.
La mujer de los ojos oscuros tomó al hombre de la camisa café clara de cuadros y lo llevó al baño. Lo llevó al w.c y ahí lo encerró junto con ella. Él sentía una exaltación inexplicable, quizá habrá sido porque jamás esperaría que tal suceso llegara pasarle. Pero estaba ahí encerrado con esa extraña mujer llena de líbido en su ser, agitada pero no cansada, radiante pero pasiva a llevar cada cosa lenta y detalladamente. Como si ya lo hubiese planeado desde tiempo atrás.
Bajó un poco su vestido del hombro, para que se asomase la mitad de su pecho, entonces empezó a lamer la llema de sus dedos; el índice y el del medio. Su lengua se movia despacio y sus ojos cantaban una melodía secreta. Con sus dedos húmedos mojó sus labios y poco a poco iban bajando, hasta llegar a su escote. El hombre seguía sorprendido y tembloroso sin saber que hacer quería agarrarla y tomarla y de una vez terminar esa aventura, pero después pensaba en lo fantastico de todo aquello y esperaba nunca terminar. La mujer luego se empezó a coquetiar, aprentando fuertemente su pecho derecho, pues era siniestra. Su sonrisa le decía tanto, sin siquiera gemir. Él quiso participar y tomó la mano de aquella bella musa y la movió a su gusto. Ella le sonrió y dejó que lo hiciese. Con más confianza el caballero mordió su cuello y ella solo se movía como las olas del mar. Entonces tomó su cabello y ella rió. El hombre sentía la energía de la mujer pasando por su piel erizando cada poro de él llenadose de un calor que jamás había experimentado. Le dejó la mano en su pecho y bajo la suya para subirle el vestido. Era un vestido corto y azul marino, resaltaba mucho a pesar de ser un color oscuro. Su mano subiendo por su pierna dorada llegó al punto medio de su cuerpo. Vió una linda lencería azul también, pero esta era clara. con bordes muy detallados que enrrollaban su pierna. De nuevo no supo que hacer, había llegado lejos, ni siquiera pensó si alguien lo habría visto o tal vez escuchado. Perdió la noción del tiempo por unos instantes pero cuando volvió a la escena con aquella mujer la encontró sin vestido. Llevaba por debajo un conjuto de lencería. Poco a poco ella fue deshaciendose de la parte de abajo y él solo miraba. La mirada de la doncella se volvía a veces tímida, pero conducía aquel hombre sus malas mañas. Entonces el hombre, com pudo en aquel lugar pequeño se incó. y metió la mano en lo más profundo de ella. Lo hizo constantemente una y otra vez. Y su lengua también participó. La otra mano aquella que tenía desocupada la usó para tomar uno de los pechos de la mujer, no eran muy grandes pero al menos tenían el tamaño para sentirlos. Entre los dos surgió un placer. Él la elevó para que ella lo enredara con sus piernas firmes por la cintura. Bajó sus jeans y su boxer. Ambos en aquel baño cerraron un pacto. Sintió cómo se adentraba en ella y una luz lo iluminaba, llegó a tocar un sin fin de constelaciones. El tiempo, espacio y hasta la misma mujer desaparecieron. No existió nada, pero era lo más profundo, hermoso que jamás experimento. Los colores se estampaban en sus ojos, los olores se desvanecian y se volvían en una especie de canto a su alrededor todo fue confuso, pero al igual fue increible. No supo cuanto duró ese efecto pero fue lo suficiente para detener aquel hermoso sueño. Se separó de la mujer y tomó un poco de papel para dar por terminado su viaje. Ella se vistió rápido y salió primero que él. Cuando salió del baño el hombre quiso encontrarla, pero sa había perdido entre la gente. Días después el hombre volvió a aquel restaurant, pero jamás la miró de nuevo.

Así son de tontos mis... arg títulos pero a mi me gustó esta historia espero ustedes también.