Salí de mi casa y como días atrás el camión se me había pasado cuando estaba a punto de llegar a la parada de camiones. No quería esperar más, estaba cansada de siempre pensar que lo alcanzaría y subiría en él como antes lo hacía pero aquel día me harte y me decidí a caminar, quizá mi destino quedase lejos pero al menos no tendría que esperar más a ese estúpido camión que me dejaba ahí esperando.
Mientras caminaba, las cosas que parecían interesantes en el camión en verdad lo eran y tenía el tiempo del mundo para tocarlas, de pronto no me importo llegar a algún lugar si no apreciar esas maravillas que parecían pasaderos y cotidianos, porque ahora podía tocar, sentir, oler, era verdaderamente sorprendente. Platique también con una señora verdaderamente agradable que no usaba los camiones, decía que ella ya era muy vieja para subirse a esas cosas y que no muchos choferes la subían… por ser vieja.
De pronto pensé de nuevo en el camión, cuando de repente enfrente de mí se para un camionero y me dice:
- ¿Por qué caminas mujer?, sube a mi transporte – me dijo confiado – te llevara a tu destino. – esas eran sus palabras.
- No señor conductor, yo no subiré más a los camiones – dije orgullosa de mi misma.
- ¿Acaso bromeas?, no sabes lo cómodo que es ir en este tipo de transportes, cada experiencia que puedes vivir si te subes, conocerás muchas partes.
- Señor, me he subido en muchos camiones y siempre me prometen llegar a mi destino, pero duran mucho, algunos choferes a pesar de que soy cliente frecuente me miran de mala gana y otros solo me miran mientras bajo – replico yo con un sobresalto.
- Oh no, no vaya a usted a confundirme con esos desgraciados que no saben atender a una dama como usted, créame yo soy diferente – lo dice con un tono muy convincente
“Pero varios choferes usan esa técnica para ganar clientes”, pienso. Un silencio interviene entre nuestra plática, él cree que me ha convencido, yo solo espero que crea que he caído para desilusionarlo.
- Mi linda mujer que dice ¿acepta mi oferta?, le prometo que no se arrepentirá.
- No señor, se lo digo de nuevo, toda mi vida he dependido de los camiones y no digo que fue una terrible experiencia, conocí muchas partes, no se lo negare, pero nunca las disfrute, todo lo que hacía era verlas como a las estrellas, a la distancia, pero nunca me di la oportunidad de darme cuenta que no estaban tan lejos y que podían ser parte de mi vida y no de mi rutina, es por eso señor conductor que deseo caminar esta vez y olvidar por un tiempo los camiones.
El señor conductor no supo que decir y se fue, más adelante unas chicas subieron a su transporte “público” y yo caminé para disfrutar la vida.
Fin